Isaac Amenemope

PEQUEÑOS OJOS (una ventana al Alma)

El comienzo es el fin.

 Donde comienza una historia

 termina la verdad que hizo posible la anterior

 y donde la siguiente busca

su propio tiempo y espacio

 todos aguardan agazapados y a obscuras

 para saber al menos un poco de lo que va a pasar...

 

hasta que de repente algo se enciende

y observamos

 que la luz que nos hacía invisibles

 es la misma que nos fue dada para abrir los ojos

 y así poder salir a la realidad.

 

 

¿Y qué cosa que dos pequeños ojos

no consigan llenar es la realidad?

 

 

La matriz abierta que sangra la negrura y pare soles

 éso que te dijeron que te podía pasar

 la ley del jalonear del darse por perdido

 y de dejarse así llevar...

 

 

Es toda una canción tirada por los pelos

 que a los ojos sordos peor que locos ha dejado

y que de tanto escucharse termina

termina si por decir diciendo algo...

 

Que de barro y agua fuisteis hecha

ya no me atrevo a pasar

dame mejor amor de carne y hueso

 que son las armas hijas de la edad del hierro.

 

Dame cordura en vez de cerdo por las noches

 no maltrates con chorradas

mientras hago el amor al sueño,

 

dame alas para ir con el placer que a mi amada acaba

 suéltame los pies y suspéndeme del beso

 toma por rehén al suelo y déjame a merced del cielo.

 

No ves que te necesito por excusa

 no ves que salir del paso termina conduciendo a ti,

 

no ves que de tanto preguntarte por la hora

 llego tarde a la cita que te concedí...

 

Realidad

 Que de madera y fuego fuisteis hecha

ya no me atrevo a pasar

dame mejor amor de carne y hueso

 que son las armas hijas de la edad del hierro

mucho más viejas que el momento de la libertad.

 

Dame un par de botas te lo pido

 que aprendí a caminar antes que a mover el pico.

 

Déjame otra vez las puertas abiertas

 y permite que entren a robar mi confianza una vez más.

 

No ves que ya te vi

y que nada puedo hacer para convencerte.

 

Realidad

 No ves que te necesito por excusa

 no ves que salir del paso termina conduciendo a ti,

 

no ves que de tanto preguntarte por la hora

 llego tarde a la cita que te concedí...

 

no ves que ambos fuimos tontos como ciegos

 no ves que me perdí

 no ves que si el "alguien" te pillara

 preferirías mirar así...

 

Realidad

 Que del timbo al tambo fuisteis hecha

ya no me atrevo a pasar

 

dame mejor amor de carne y hueso

 que son las armas hijas de la edad del hierro

 

mucho más viejas que el momento de la libertad.