Me dices tantas cosas
sin palabras,
adivino en tus ojos
o en sólo una sonrisa,
lo que hay en tu alma
rebosante de amor.
Sé que está cerca el día
en que toda esta farsa,
rodará por el suelo
haciéndose pedazos,
como el más frágil vidrio
sin poderlo evitar.
Entonces caeremos
uno en brazos del otro,
sin saber dónde el ansia
que nos ha enloquecido,
su fuego apagará
o aun más crecerá.
Si alcanzara la vida
para darnos los besos,
la ternura y dulzura,
o las caricias locas
que nos hagan vibrar.
Hasta la entrega ciega
de todo lo que somos
en cuerpo, en alma, en vida,
para no separarnos
nunca mi amor…jamás.
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MIRIAM RINCÓN URDANETA