6:19 hrs. Todo es calma, la temperatura es la adecuada, la luz tenue de la mañana es imperceptible, no se escucha absolutamente nada. En la semiinconsciencia de mi mente simplemente todo es paz, armonía y quietud.
6:20 hrs. Un ruido estridente rompe la paz, armonía y quietud. Mi cerebro a duras penas logra identificar el ruido, es…. es…. la alarma de mi celular, que me dice, que debo despertar. Tomo el maldito instrumento que con su látigo de sonido me obliga a salir de mi descanso y me enfrento a la primera decisión importante del día: ¿PARAR o POSPONER?........ Obvio, posponer; y regresa el silencio, la paz y la quietud a mí alrededor y con ella yo me acomodo en la tibieza de mi cama y regreso a la semiinconsciencia, a la entrada del mundo onírico.
6:21 hrs. Una fanfarria de trompetas rompe el silencio, la paz se va a la cresta y no tengo idea que paso con la quietud, pues de un salto estoy fuera de la cama con cara de….. No sé, nunca me la he visto, pero no debe ser la mejor . Mientras que con mirada fiera escudriño el desorden de cosas dejado por mi la noche anterior, en busca de aquel instrumento de maldad que interrumpe mi dulce descanso, ese instrumento es mi otro celular que pérfidamente programé para que sonara un minuto después del anterior a los sones de “Fanfarria para un hombre Común”. Una vez encontrado aquel instrumento maligno me enfrento a la segunda decisión del día: ¿PARAR o POSPONER? Sin pensarlo mucho escojo la opción que demande menos esfuerzo para mi cuerpo adormilado y como la opción POSPONER es la mas cercana a mi pulgar…… la presiono.
Sin perdida de tiempo trato de volver a mis sueños, a la tibieza de mi cama, pero cada un minuto se van alternando las campanillas del celular 1 con las estridentes trompetas del celular 2 hasta que finalmente y siendo las 6:29 hrs. silencio, no hay campanillas ni trompetas, nada, ambos celulares están mudos…. Silenciosos, parece que me miraran con una sonrisa en sus monitores, una tregua momentánea antes del gran ataque. Y yo en la irracionalidad de mi cerebro aun dormido pienso una vez más lo mismo que las 9 veces anteriores: - ¡la próxima vez que suene elijo “parar” y me levanto!
Pero un plan tan maquiavélico, pensado con tanto cuidado, solo por una mente maligna y conocedora de mis más profundos pensamientos, o sea, mi mente consciente, no podía dejar nada al azar, ni permitirme por ningún motivo regresar a mi cálido y tranquilo mundo onírico. Ya estoy mas despierto y se que debo salir de la cama, pero aun falta el impulso final para hacerlo.
6:30 hrs. El impulso final que necesitaba para sacarme de la cama llega con una coordinación casi perfecta. Celular 1 deja escapar sus odiosas campanillas, Celular 2 simultáneamente libera su música estridente de trompetas. Pero esa mente ociosa de maldad ha planeado esto de tal forma que entran en escena dos nuevos y maquiavélicos actores, “Celular 3” Un viejo Nokia usado solo como despertador con su odioso y agudo sonido polifónico y………….. “Un Despertador” que con su inconfundible y agudo pi-pi-pi- pi pi-pi-pi-pi saca de quicio a mi somnolienta mente y la trae a la realidad, una muy bulliciosa realidad, que debo silenciar a la brevedad y así voy buscando las diversas fuentes de tan diversos y molestos sonidos. Campanillas, trompetas, sonidos agudos y los pi-pi-pi-pi se van silenciando paulatinamente a medida que con torpeza voy apagando a estos entes de maldad, cuyo único propósito es despertarme para que a la brevedad posible este en condiciones de salir de la casa rumbo al trabajo.
Y una vez recuperado el silencio me encuentro parado en medio de mi habitación, con la respiración entrecortada y con uno o más de los instrumentos de maldad que me han sacado de mi mundo de paz, armonía y quietud en las manos, miro la hora y son exactamente las 6:32 hrs. y mi mente se enfrenta a una nueva y trascendental decisión: me baño, ¿si o no?, pero esa ya es historia de los próximos 10 minutos del día.