En silencio saliste sin guerra ni llanto,
murió lentamente entre nosotros el amor,
ni siquiera un adiós pronunciaron los labios,
ese fue nuestro regalo para evitar el dolor.
Premonición de sueños rotos que se cumplieron,
un poema que escribí como una sentencia,
no soy mago, adivino ni soy un profeta,
fue un poema nacido de mi propia experiencia.
Sin pausas a la deriva naufragó el sentimiento,
la mejor forma de terminar una relación,
no hay entre los dos culpable o sufrimiento,
no hemos dejado así dañado el corazón.
Intactos permanecen recuerdos en la memoria,
los guardo con celos para nunca olvidar,
que fue un amor sin pretensiones y sincero,
y aunque ya terminado nos hizo soñar.
No hay lamentos ni quejas en la despedida,
se murió poco a poco y sin remordimientos,
en mi alma no ha dejado cicatriz o herida,
viviré muy feliz con mis pensamientos...
Este poema hace referencia a este otro...
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Ángel Reyes