Licorcito milagroso
por el Dios Sol bendecido
que has fermentado en vasijas
de virgen barro tostado.
Dulce néctar sacrosanto
con aliento a puna y río
que duermes en el remanso
de tu místico silencio.
Esencia de maíz puro
que perdura por los siglos,
chicha dulce y primitiva
del inca la preferida.
En las faenas andinas,
en la siembras y cultivos
en las cosechas de papa,
en las siegas y en las trillas;
eres el alma en las mingas
chichita de mis ancestros.
Tu fragancia embriagadora,
da resistencia a mis huesos,
y potencia a mis tendones.
Aroma de flor salvaje,
sangre de risco y montaña,
que en los labios de los apus
sabes a sudor de tierra.
Hoy se toma en vaso y poto,
hoy se bebe en cada fiesta,
siguiendo añejos caminos
tras las huellas de la ojota.
Chicha dulce, embriagadora
que embelesas cuerpo y alma,
enmascaras la vergüenza
y alimentas los recuerdos.
Chicha dulce y milagrosa
chichita de mis ensueños.
Eugenio Sanchez Bacilio