*** Esta es una historia de horror que por lo cotidiana, ya hasta nos acostumbramos a verla como algo normal ***
Olores de buena comida
se esparcían por la casa
saliendo de la cocina
con apetitosa fragancia;
y en esa tranquila estancia
una madre cocinera
en la cocina se esmera
a preparar exquisiteces,
para que todos comiesen
de manera saludable y sana,
como esos chef que se ufanan
en preparar alimentos
sin excesos ni condimentos
ni esas grasas saturadas.
Solo verduras seleccionadas
y unas carnes de primera,
para que su familia entera
esté bien alimentada.
Luego al final de la jornada
la madre por fin termina
y sale de la cocina
directo hacia el comedor,
y llama con mucho amor
y su acostumbrada terneza
a que vengan a la mesa
a darse un buen atracón
con la comida del día;
preparada con alegría
y con gran satisfacción…
Sus hijos la han escuchado
y atendiendo al dulce llamado
acuden al comedor
donde con mucha presteza
se sirvió con delicadeza
y exuberante sabor.
De pronto comienza el horror
que asalta de improviso;
una ventana hecha añicos
cae ruidosamente,
cuando unos delincuentes
entran a la dulce morada
y con intensiones malsanas
típicas de los dementes,
uno a uno le dan muerte
sin compasión y a sangre fría.
Y luego de su fechoría
logran juntos escapar
después de prendas robar
y otras cosas de valor
extraídas de cada habitación
de aquel destruido hogar.
Los vecinos del lugar
al ver la actitud sospechosa
de manera presurosa
llaman a la policía,
usando la telefonía
para que acudan urgentes
a ver si a los delincuentes
pueden darles cacería
y cobrarle su maldad.
Al llegar la autoridad
al sitio que habían indicado,
hallaron en el suelo tirados
los cadáveres de cuatro personas
muertas con una pistola…
Una madre y sus tres hijos
que a mala hora el destino
los puso de fácil presa
inundando de tristeza
las horas del medio día;
y mientras tanto la mesa
allí servida seguía
con la comida ya fría
dormida sobre el mantel
que salpicado de sangre
aguarda sus comensales
a que vayan a comer.
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