Me miro en el espejo
pero no me conozco,
apenas veo contornos
que me llevan de vuelta
a mi antigua niñez.
Es como si mi rostro
con sus rasgos difusos
dijera un día fuiste,
pero aquella no existe
se quedó en el ayer.
No hay simbiosis alguna
entre las viejas fotos,
porque en el cristal roto
descubro mil perfiles
extraños uno al otro.
Es que la vida pasa
y se lleva consigo
las primeras imágenes,
que están en la memoria
como mudos testigos.
En los duros afanes
del tiempo transcurrido,
se pierden muchas formas
hoy irrecuperables
pues son polvo de olvido.
Apenas queda ahora
eso que hoy observo,
algo que fue y no es
o tal vez nunca ha sido
y lo doy por perdido.
En la metamorfosis
de todo aquel ser vivo,
se transmutan veloces
casi todas las formas
con las cuales nacimos.
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR:
MIRIAM RINCÓN URDANETA.