Corazón añejamente amargado,
que a veces llanamente desolado,
ahora yace con tristeza enterrado
en la tierra del amor olvidado;
sigue resistiéndose al extravío
del amor alguna vez sentido,
intentando entre la tierra seca
florecer y mostrar el alma abierta
de lo que es capaz de dar,
si pudiesen volverlo a amar.