Retumban en mi alma,
los ecos del pasado,
como un tambor lejano
y se hacen condena,
en mis noches de penas.
Luces de piedras,
sólo contemplan,
mis acuosos ojos,
mientras una lluvia de dolor,
emerge,
desde lo profundo,
de mis flaquezas.
Ecos de su voz,
que todavía retumban,
entre las sombras,
de mis noches,
mientras,
bebo del vino rojo,
del dolor añejo
mientras continuo colgado,
dentro de un espejo viejo
Ecos de mis años,
que repiquetean en mi ánimo,
brújula perdida,
sentimientos vivos,
que exprimen mi dolor,
con el eco de su vida,
que me dejó ,
la existencia sumergida,
en desidia.