Las aceitunas son
mi placer pecaminoso
y especialmente si
no tienen carozo,
se me agua la boca
tan sólo imaginar
morder, degustar
ese fruto carnoso.
Y en aceitunas discrimino
las mejores, las verdes,
más gruesas, más ricas,
tirantes las pieles,
salmuera salada
elevando presión,
saliva en acción,
lo siento, me pueden.
Fieles compañeras
de las picadas masivas,
desparramadas en las pizzas
quizás las recibas,
no aptas para todos
hipertensos abstenerse,
a no desvanecerse,
y que sean todas mías.
Si tu, chico, quieres
que a tu lado yo me una
y de tus estrategias
no funciona ninguna,
di sí al traje verde,
toma un salero
y con amor sincero
sé mi aceituna.