ELPRINCIPIANTE

HOY VUELVO A LA ORILLA…

 

 

HOY VUELVO A LA ORILLA

 

Hoy vuelvo a la orilla,

retraído en la mirada me acerco a ella,

a esa línea limítrofe que separa distancias,

al borde de mis ojos… con la actitud de un clavadista.

 

Como delfín en cautiverio/ vuelo la cerca…

la malla que me encierra involuntariamente

y nado… nado raudo en el espacio dual del ensueño

hasta lograr burlar al tiempo.

 

Escurridizo entre cipreses me veo,

embriagado de un olor silvestre,

con el alma buena y el corazón pequeño.

 

Camino entre jardines arco-irisados,

la brisa es un oleaje de mariposas en vuelo,

me tocan mis mejillas la frescura de los mirtos,

el colibrí diminuto sobre una madreselva se recrea,

la foresta irradia clorofila en sus poros,

que magistral paseo el cual iluso emprendo.

 

Hoy vuelvo a la orilla

y en medio de este bosque puedo ver un lago,

en el que fluye el cristal que se desprendió del cielo,

sus gotas abrazadas a mi piel seducen,

me llaman las ondas con sus tiernos ecos

a sumergirme en su angostura, en su tibia agua/

la cual retoza con mi cuerpo.

 

Una risueña rana me mira inamovible,

tiene ojos tan grandes que parecen luceros,

que pensara que soy… un insecto en su suelo,

pero me ve tan raro/ sin dar mi parentesco.

 

Susurros y quejidos se oyen desde el centro

de esta arboleda augusta cual esconde misterios,

animales extraños, con nombres tan diversos/

se esconden en las sombras de este espeso silencio.

 

Vuelvo a la orilla

y allí… allí sentado me veo,

entre piedras rocallosas mirando el azul inmenso,

tan inmenso y tan azul/ que se junta con el cielo,

y peces saltarines saltan hundiéndose al mar de nuevo/

por la gravedad que impide que en nubes pongan sus huevos,

por eso hay aves que en picada

zambullen todos sus sueños

con el fin de encontrar peces que anhelen volar al viento

y los cargan en sus picos como preciado alimento

que volara ya en esencia/ entre plumas y aire nuevo.

 

Mar que ingenuo quieres llevarme

para que te escriba versos,

no te afanes en tu estocada

ni en tu esgrima seas tan terco,

por mas que te balancees

a ti te retiene el tiempo,

a mi él sólo me transforma

y me vuelve un ser eterno.

 

Yo volveré a esta orilla

y me anclaré en este puerto

y aquí volveré a jugar,

a escurrirme en este suelo,

a respirar las praderas,

a soplar como hace el viento,

a bañarme en ese lago

tan cristalino y sincero,

a retozar con el agua,

a escuchar rimas y versos,

a sentarme a tus orillas

y a ser delfín en tu cuerpo,

y así ya podrás llevarme…

a nadar en tus senderos.