Contemplarte y extasiarme en tu figura
Altiva soberana, dueña del firmamento
Que hasta los rayos del sol se inclinan a besarte
Que los vientos besan tus pajonales
Y crean el murmullo sonoro y milenario
De la paz de tus montañas.
Quisiera ser un cóndor entonces
Y dominarte y poseerte más allá de lo soñado
O ser un pino o un quínoa* para ser parte de ti
de tus gélidos suspiros de viento andino,
o ser el granizo que de día parece lluvia de estrellas
transparentes heladas que danzan al ritmo de los vientos
Y decorar tus cimas con blancura de hielo.
Te amo, cordillera andina del Azuay,
En tu Cajas que es recreación del mismo Dios
En tus lagunas cual espejos que reflejan
La belleza de tus montes de tu cielo
De la flor que huraña aparece entre el pajonal.
En la llama, en la vaquita y en la oveja
En el arriero que reza sus lamentos y sus anhelos
Con motivo de su fe. Cuando respiro tu aire
que penetra en mi pecho helado
siento que me estas poseyendo y me entrego
me entrego a tu belleza y soy como la hierba
que reverdece con el rocío de la mañana andina
¡Ay mi tierra! mojada por los ríos circundantes
por lagunas apacibles que contemplaron la historia
por la hierba por las nubes por las caiditas de agua que son mi delirio.
Te amo cordillera y eres mi orgullo.