Necia indiferencia la vida te desnudó de antifaz
dejando en evidencia una triste excusa de hombre en duda.
Tú, uno más de esos que convencidos
repiten hasta casi creerse que no pertenecen al montón
aunque resguardan el certificado de membresía
en el bolsillo izquierdo con celo y orgullo.
Burda excusa del olvido osas engrandecer tu ego
declarando al viento que burlas mi ilusión a placer,
justiciero autoproclamado solicitado por ninguno.
Pero tú, ingenuo aprendiz de hombre infame,
desconoces entre muchas cosas que alguna vez
mi corazón tal perro callejero abandonado
en su desolación hurgando en la basura
divisó un gato de alcantarilla, a falta de razón y fe
se dio a su caza, siempre a la espera aguardó atento.
Vaya engaño, resultaste no mas que una lombriz de tierra
con charco propio pestilente y resbaloso en el que no tardarás en caer,
paciente yo preparo mi zapato verdugo de gusanos.