Luis Rayo

Y VOLVIÓ EL AMOR

 

Una figura de ángel

surgió a mi vista de repente,

y derramando su blancura

hizo que jalara el recuerdo,

hacia donde a media hasta,

el amor había sido izado,

en forma, que por demás arrastra.

 

Hoy, junto a las hojas de otoño,

por donde cruje la ausencia,

ella caminaba a distancia,

con delicado moño rojo.

 

¡Oh! sí,  

la flor más bella casi a mí lado.

 Su silencio fue también el mío.

Golpe al corazón marchito.

Y el aliento fue suspiro al contemplarla.

Sus labios, como claros de luna,

no se agitaron, ni me alcanzaron,

y sus ojos al fin volaron

para posarse junto a los míos

a la mitad de este valle,

a la mitad de esta calle.

 

Alegre se sonrió,

pues juntos cosechamos los dos

abundantes ratos de placeres

frente al cielo,

y de la nada nos enamoramos,

y entre los atardeceres nos besamos.

 

Yo le hablé de mí amor,

el que desde entonces aun latía,

y sus manos y su cuerpo

vivían ligados a mi corazón.

 

Y sonreímos

y las sonrisas se hicieron estrellas.

Sus ojos brillaron

como fulgura el alma,

su vista con la mía palpitó

y con ella volvió el amor para ser feliz,

más allá de la aurora, más allá de un desliz.