Escuchando estoy, la música que me mueve,
y me trasporta a tus brazos durante la noche,
letras de amor y ausencia que se entierran,
por la distancia entre las almas enamoradas,
más también dejan salir el sentimiento dado,
por sentir tu piel a mi lado, dejar libre el ser.
Me dejo atrapar por el calor emanado, salido,
de tu cuerpo desnudo, listo para ser acariciado,
mientras mis manos lentamente se intercalan,
entre tus piélagos encendidos de pasión y dicha,
al momento que suaves estertores se sienten,
al paso tranquilo de mis yemas en tus altozanos.
Tus labios sedientos y ávidos, recorren el cuerpo,
despejado para que sacies el hambre de amor,
la necesidad de entregarnos, al fin de la dilación,
mis salientes vibran estremecen, al comedido;
y delicado saboreo de tus ribetes, que absorben,
el brazo nacido de entre las piernas, admirado.
Dulces sabores deja tu piel entre mis rebordes,
al besar tus labios virginales, mientras emanas,
las mieles de tu más íntimo secreto, prendido,
ante la irrupción golosa de la lengua juguetona
movimientos suaves y luego subiendo lo denso,
ante la sincronía de las contexturas bailadoras.
Pasa el tiempo, mientras la melodía aderezada,
ante el combate de los cuerpos intranquilos,
ante el fuego encendido de la pasión surtida,
nos lleva a la entrega total al pasar mi virilidad,
en lo mas profundo de tu alma, el fundirnos,
los dos cuerpos, al formar un solo ser amado.