Viste como mis pasos te pedían
falsa libertad por vez primera,
supiste alentarme a que siguiera
aunque por dentro temor sentías.
Ya sin saberlo a tus brazos siempre corría,
pero en el tiempo, fue ganando mi confianza,
y al alejarme, solo me diste esperanza
tan necesaria para recorrer toda la vida.
Con entusiasmo compartías algún secreto
y los consejos no pedidos te guardabas,
en los malos momentos siempre estabas,
mis fracasos escuchabas con respeto.
Mis aventuras desde lejos acompañaste,
feliz fuiste con mis logros conseguidos
y las heridas que en la vida he sufrido
con tu mirada y tus palabras, cicatrizaste.
Por eso ahora que los años han pasado
solo reclamas el cariño que brindaste,
yo solo quiero devolver lo que sembraste,
tan solo amor, que siempre madre, has inculcado.