Amo las lluvias cantarinas
cuando llueven rosas de alegría.
Amo las aguas cristalinas
porque bañan la tristeza mía.
Sueño con musas y no sueño
pesadillas de soledades.
Sueño con húmedos ensueños
que vuelven luz oscuridades.
Que ayuno de tristezas el cielo
derrame diamantes de granizo,
que no rompa la luna el velo
de este deslumbrante hechizo.
Y lluevan sobre mis versos rudos
aguaceros de versos mansos.
Ya no quiero versos sañudos
que rompan la paz de este remanso.