Sitúa muchas hojas sobre el lecho,
su orden y ley nos cuenta con leyendas.
Los mitos que estuvieron, las ofrendas,
así hace el universo al darnos techo.
Volví desde la nada tan despacio,
que pude vislumbrar de cada mota,
su extensa variedad y hasta la cota,
de ingenuas acrobacias de palacio.
Venido como gota del espacio,
sirviente de la vida cual anota,
recuerdo aquel recuerdo que alborota,
y leo; tal cual dicta su prefacio:
No olvide la persona cultivar,
frondoso ajardinado de interior,
pues formas son cambiantes y el hogar,
precisa de entre edenes el mejor,
maestra pueda abrirle el perdurar
la llave poderosa del amor.
¿Qué necesita el hombre
cuando osado ambiciona
y obtuso no razona?
¿Acaso olvida el nombre,
registro en la memoria,
tres letras, que son paz y donan gloria?
Qué motivo precisa
para emprender batalla.
Mientras horror detalla,
la humanidad le sisa
al mal las soledades,
se viste de infortunio y vanidades.
Nos atrapan tenaces temporales,
con su zarpa regalan experiencia.
Y también encartronan esta esencia,
con los años caídos a raudales.
Tengo de hombre, virtud y grandes males,
ensartados al cuerpo y la conciencia,
y con tales aprendo consecuencia,
de los actos pensados y gestuales.
El destello solar es fundamento,
es pilar que sostiene aquí este nido.
Domestique el vital temperamento,
este sol, dosifique su rugido,
él escriba con olas sobre el viento,
hermosura pintada con sentido.
Con prontitud temprana
ya crezca la esperanza,
y se haga buena usanza
de larga historia humana.
Desestimando vicios
cuales mandan derecho al precipicio.
Porque no cabe duda,
que el vicio es veredicto,
sentencia vuelve adicto,
a aquel que en él se escuda,
y manda hacia el desastre,
a virtud la doblega hasta se arrastre.
No merezcan ninguno de mis hijos,
abalorios que guarden la tristeza,
pues ella tiene libro en el cual reza,
que con llanto errarán los acertijos.
318-omu G.S. (BCN-2011)