Callado octubre en sus ramas de tiempo.
Amor mío, hay como una floral tempestad ,
pétalos desolados que se difunden
y levantan nuestras rojas sombras de octubre.
Me educaste en los detalles del frío y del sol,
el viento te giraba en los ojos, movía
tus celestes planetas escondidos. Yo te busqué
entre las glicinas que desenterraba la noche.
Mis gritos del crepúsculo liberaron tus nombres,
tantos nombres como el río puede cargar
en los brazos del agua. La edad de la primavera
nos abrazó en su agitado nido.
Amor, fuimos queriéndonos con todas las nubes,
con las rojas raíces que nos prodigaba la dicha,
con cada piedra rebelde disponíamos un templo,
cantaban los aromos en nuestras palabras