Isaac Amenemope

ESCRIBIR NO ES UN DON

Yerras e impasibles han de resultar mis transcripciones,

fuera de lugar y a veces ahogantes.

 Cargadas de disimilitudes, y hasta arrogantes,

 más no plenas de simpleza, un poco si, dejadas de cohibiciones.

 

Burdas letras mías que sobresalir quisieron,

 no ahondando en el saber volcaron,

 pobre elegancia literaria…, y no lloraron.

 Por qué verdad, si las culpables ellas no fueron.

 

Brote desabrido de una cultura mal plantada,

 le dio mi alma mula una patada.

 Bulla no de la palabra inusitada,

 inocua inspiración, no pude mantenerla atada.

 

El estoico lenguaje utilizado,

 no debió él pararse en la punta de mi pluma,

 ya que el gélido contenido que la abruma,

 hubo de ser sangre de mi corazón paralizado.

 

Voy escribiendo a tientas,

 no por falta de sol, tampoco de una vela,

 a la mitad he dejado una novela,

 y cientos de líneas más que sigo escribiendo a ciegas.

 

No hay impedimento, sino sobra al escritor mal tiempo,

 que a nadie se le ocurra pensar en él, mucho menos ocuparlo.

 No falta quien venga con otro cuento

 a tratar de perturbarlo.

 

Vaya pues con semblante de buen léxico,

 el incipiente escrito lleno de críticas explícitas,

 de un montón de palabras mal escritas,

 de un reverso de cuatro líneas, en el que nada explico.