Congojas donde nacen los silencios
y adornan los sentidos acústicos,
Gnosis de infortunio los gemidos rústicos
disciplinan el sufrir de los tiempos.
Sigilosos caminos de amores sin pares
en torrentes mares de sal picada,
Lloros de espectros diurnos y de madrugada
que meditan adversarios en copas de bares.
Centelleos de fulgores de abstracciones
la sonrisa de una hiena rompe el mimo,
De los cristalitos de la soledad que describo
Anestesiando a la tristeza que hoy se impone.