Veía yo a los niños jugar, tropezar, pero no estaban solos,
junto a ellos quiénes más los querían los acompañaban,
eran sus padres quienes los cuidaban de lejos o de cerca,
por si pasara algo ellos estaban allí, siempre alertas.
Hace mucho frío -me dije- y me limitaba
a abrigarme y abrazarme con mis propios brazos,
mientras toda gente que pasaba me miraba,
sentía como el mundo se caía en pedazos.
Estaba yo sentado al pie de la estación de autobuses,
jugando a que me pierdo y a que me encuentro solo,
jamás sentí un juego tan real que hasta ahora trasluce;
jamás pensé que habría nada después de un todo.
La tarde ya no era tarde, era ya de noche
el tiempo había cambiado y mi soledad aún estaba conmigo
la gente caminaba, sonreía, no tenían reproches,
mientras tanto yo deseaba volver a estar contigo...
Se siente la brisa cómo liviana roza mi rostro,
y cómo mis lágrimas están a punto... y no pueden más;
intento sonreír, ser fuerte, mas me quiebro y lloro,
y es cuando me doy cuenta que te extraño papá...