El impresionante “tic-tac” del “boom” final
resonó frente a las trincheras
y los sanguinolentos balazos.
Entonces el poeta perturbador resolvió
gustar por gustar
gracias al poema desequilibrado
por de la ira y el atrevimiento.
La poesía anómala transitó
los rescoldos del bienestar social
y los falsos eruditos conversaron
sobre el fin de los tiempos
tal y como los conocemos;
desconsolada aprobación es esa que permite
que los rapsodas se alejen del poema místico y/o mental
y que convierten sus perversiones en fingidos versos de paz
y amor libre de libertad ciertamente real.