Cuando estamos juntos se pierde el tiempo,
el reloj flota en un manto de suspenso.
Cuando nuestros cuerpos se tocan
nos perdemos en aquel momento,
ese instante se hace infinito y eterno.
Y sin darnos cuenta,
la noche nos alcanza amandonos,
nos envuelve con su tela oscura
y por la ventana abierta ilumina nuestra piel desnuda,
solo la suave y brillante
luz de la luna.