Siempre me despierta ese olor a tabaco,
recuerdo muchas cosas, la neblina
el silencio de los árboles,
ese cielo eterno y blanco.
Esa gente me estorba, no puedo pensar
Y vivir la última vez de mis rostros de siempre.
Tal vez algún día dejen de venir,
sus voces vienen de muy lejos:
“paadree nuestrooo, ánima …te rogamos…”
¿No entiendo esos murmullos en el aire.
**
Creo que era una tarde, viernes…
lo sé por la brisa transparente,
también recuerdo que tenía sueño,
los ojos pesados, la suave brisa cantando
las melodías de las flores del camino,
mi cuerpo flotando en las alas de una nube.
De pronto, una luz en mi cara,
el trueno desgarrador en mis entrañas,
todo era verde, azul, blanco, verde…
el dolor en todas mis venas,
la neblina daba vueltas alocadas,
el viento invadía mis sentidos,
la música se desvanecía lentamente,
el verde se hacía oscuridad,
no sentía nada, todo se apagó,
así de simple, como cerrar los ojos
para olvidarse de cualquier amor.
***
Me acostumbré a la profundidad,
las aves negras desgarraban todo,
no quedaba casi nada, sólo la humedad,
en el suelo podía ver una garra en la tierra,
sentía las huellas roedoras de una serpiente,
lo que alguna vez fue la esencia humana
se hacía naturaleza inerte,
y algo de mí, que no era cuerpo,
podría ser el residuo de la mente,
que no sentía nada, no escuchaba,
no hablaba, no veía…era cuanto quedaba.
****
Un día, en el tiempo sin espacio
comenzaron los susurros su extraña melodía,
aquella vez me sentí en casa
llegó la luz de algunas lágrimas,
creo que eran ellos, los míos, los de mi casa.
Por eso me quedé, deseo estar con ellos,
desde ese día, estoy atado con cadenas
y me siento triste, porque sé de sus tristezas,
ellos, mi madre, hermanos, hijos, esposa,
todos lloraban, rezaban, dejaron un pañuelo
que robé en mis sueños, tiene el olor a ellos,
ahora, es lo único que tengo.
*****
No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado,
Aquí no hay reloj, no hay espacio,
Todo lo que existe son esas voces lejanas
Y ese extraño aroma a tabaco,
¡claro, hicieron una capilla!
¡en la puerta está una vieja foto
de mi otro yo, que vestía de gala!,
cuando la luna es clara puedo leer
las siluetas sombrías de la ignorancia:
“El Ánima del Camino”,
ahora soy la estupidez de velas oscuras,
“paaadreee nuestrooo, ayúdame…ánima benditaaa”
******
La pregunta por el ser humano
por esa esencia oculta y misteriosa
me llega a esta nueva mente en la que navego,
los que me visitan son distintos a mi existencia,
yo soy la soledad, el recuerdo perdido de nadie,
ellos son el temor, el ansia de vivir,
buscan lo que no encontrarán, y lo saben,
aquí no hay nada para ellos, pero ahí están,
encienden luces mágicas, son la magia absurda,
fuman el humo de la desesperación,
me llaman y se aterran de mi sombra,
parecen viejos y lloran como niños,
a veces quisiera hacer algo por ellos,
pero soy solamente una mano sin carne
que está aferrada al barro montañoso
a unos cuantos metros allá abajo
fue lo único que se salvó de las aves negras,
tal vez algún día encuentren esos restos
y me lleven al lugar santo
ese día nadie llorará, pero me estarán esperando,
los míos, los que vinieron el primer día,
entonces, el humo de los tabacos
dejará su rastro absurdo entre las flores,
la carretera y la neblina.