Y si no encuentro el rastro de alegría
que la tarde me dejó.
Iré en busca de quien logró descifrar la sonrisa
frente al furioso y tempestivo amor.
Y si por no estar en mi el poder
de adivinar el color de esos ojos,
más allá de cualquier clase de beso,
los cierras a los míos…
Pero si hallo,
el amor que nunca hube perdido.
Si lo tiento y no pasa desapercibido;
como dejo de cantarle, como dejo el amorío:
Palma de nubes,
tu cielo es el cielo del ánsar
por la cercanía del sol enceguecido.
Tu blanco es el blanco de la pluma sin cuerpo,
tu norte es el norte azul sin extravío,
tus puntas son las puntas de la mano libre
a punto de escribirte QUE TE QUIERO.
Y me dí media vuelta,
y vi que ya no estaba,
Entonces la busqué
donde nadie más miraba.