DAVID FERNANDEZ FIS

!SOMOS AVES DE PASO EN ESTA VIDA!

Usa tus ojos, para ver la belleza de la vida o el interior de las personas, no los uses para criticar como visten, calzan o juzgar a los demás por sus apariencias sin ver la paja en tu ojo... Usa tus oídos, para escuchar a tu prójimo y ofrecerle una palabra de aliento en su dolor, para escuchar los buenos consejos y aquellos sonidos musicales o de la naturaleza, que te ayudan a olvidar las dificultades, edifican tu interior y te hacen seguir adelante.  No los uses para escuchar las malas lenguas de los envidiosos y envenenar a los demás… Usa tu olfato, para percibir las fragancias de las flores, la tierra mojada, del perfume de la naturaleza y el amor.   No lo impregnes con malos olores, como el odio, el egoísmo o la traición. Usa tu gusto, para saborear el triunfo de tus metas alcanzadas, de los logros obtenidos con tu esfuerzo y dedicación, el sabor de la vida y sus placeres, la alegría de un niño, la felicidad de un anciano, la cura de un enfermo.  No lo uses para saborear las derrotas de otros, sus dolores o sufrimiento, sus caídas, su invalidez, su falta de alimentos o medicinas… Usa tu tacto, para sentir y dar amor, para sentir y dar caricias, para tocar a las personas con tus deseos positivos, con tu cariad, con tu corazón y con tu alma, para ayudar a cruzar la calle a un ciego, para acariciar la cabeza de un enfermo o para secar lágrimas de dolor.   No lo uses para lastimar a nadie ni para pedir injustificadamente… Aprende a usar tu sexto sentido, porque es el más importante de todos, porque es el que nos da la sabiduría para distinguir entre los otros sentidos, entre el bien o el mal, entre dar o recibir, entre construir o destruir, entre el placer o el dolor. Muchas veces miramos sin ver, oímos sin escuchar, olemos sin percibir, probamos sin saborear, tocamos sin sentir y sentimos sin tocar.   Por eso, usa tus sentidos sabiamente. No se tata de cómo eres físicamente, sino d elo que llevas dentro de ti, no eres más hermoso o hermosa que los demás, recuerda que en tu interior somos iguales y la presencia del mal a veces se esconde en la belleza. Busca en los sentimientos y en la humildad que solo ahí está la verdadera grandeza del ser humano, no se trata de cuánto tengas, sino de cuánto vales como ser humano, lo que eres capaz de dar y de cómo lo utilizas, lo que tienes, se tú mismo o misma, mírate al espejo y descubrirás que eres parte de esta vida, que del polvo fuiste hecho y a él retornarás desnudo. Más tu humildad como ser humano traspasará los tiempos y jamás serás olvidado, siembra con tu amor tu vida y sólo así recogerás  el fruto de tu inmortalidad. Tú no eres quién para juzgar a los demás… ¿Podrías tocar el cielo con tus manos? Entonces date cuenta lo pequeño que eres en esta tierra. Juzgarse a sí mismo, es como ver más reluciente el sol de la vida, es darse cuenta de que aún los defectos más grandes que vemos y criticamos en los demás, son pequeñeces ante los nuestros. Nadie está libre de pecado, nadie es imprescindible, nadie es inmortal y aunque pertenecemos al género animal y en muchas ocasiones nos comportamos así, ante todo somos humanos. Cerremos nuestros ojos por un momento y pensemos…¿Qué soy ante la grandeza del Señor? N A D A…SIMPLEMENTE....! AVES DE PASO!