Son un sinfin de cositas pequeñas que me gustan en ti.
Esa mirada sedosa brillante a veces risueña a veces fruncida;
parpadeos de encajes flotando en la brisa matinal,
velos hurtando dolores adormecidos en letargo otoñal,
pudor esquivo de sonrisas palpitantes que estallan en risas.
Esa voz: ¡hay que voz tan lìmpida!, tan sexi.
Me estremesco en remolinos de emociones;
son burbujas cristalinas que estallan en el aire,
melodías aguamarinas enamorando las teclas del piano,
rubores divinos rosados,
caleidoscopios vestidos de crinolinas.
Polvos de miel son tus manos de satén tartamudeando;
mariposas de primavera libando jazmines blancos,
tiritan libélulas en el vientre fecundado,
son te quieros de humedades de música celeste.
Te quiero en cada momento del aquí que comparto contigo,
del ahora que descubro sin prisa;
de lo que viene, ¡ bienvenido sea!
Merche DemBar
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