Esto empezó como un delirio,
poeta desde niño
para mujer amada,
que andaba por la almohada
rompiendo mis sentidos.
Esto arrancó como un jueguito
pedazo a pedacito
para boca soñada
que armaba pinceladas
en esos,
mis cuadritos.
Esto se fué una madrugada
cuando a las carcajadas
reí de un papelito
que en un cajón guardaba
atesoradamente
pisando veinticinco.
Y ahora,
ha vuelto a hacerme mella
cuando por una estrella
bajaste desde el cielo
trayendo caramelos
de amor, dulce MARIELA.