¡Cuántas veces traté de odiarte
para ver si te olvidaba!
pero con cada recuerdo
el corazón palpitaba,
con más fuerza,
con más ansias de amarte.
Y creí que la ilusión
por fin se había perdido,
pero al nombrarte
se me alborotaba este amor
como mar embravecido,
con furia, despertando
el sentimiento dormido…
¡Es que él no ha sucumbido,
aún sigue tan vivo!
¡Cuántas veces quise odiarte
al ver que de mi te alejabas!
Y como una paloma en alero,
cuando se oscurece el cielo,
no sabía a dónde emprender vuelo
y acurrucada quedaba
sin abrigo, sin consuelo,
mirando la marejada
y lo que el mar se llevaba.
¡Cuántas veces quise odiarte
al sentir el peso del olvido!
Pero no fue posible,
recordando tiempos idos,
recordando lo vivido,
cuando era un amor apacible,
con sentimientos fluidos,
de dos corazones latiendo
al unísono , en el tiempo.
¡Entonces, no pude odiarte,
ni de mi mente sacarte!
Hoy estás en mi vida
y te quiero más que antes.
Felina