Ven aquí corazón que te bese,
que mis brazos rodeen tu talle,
y tu cuerpo se encienda en mil rayos,
como tormenta de invierno en el valle.
Ya cantó la lechuza en el campo,
y se esta marchitando la tarde,
mis suspiros se elevan en silencio,
como llanto que flota en el aire.
Y se acerca la noche en silencio,
y tu sombra parece acercarse,
mi corazón como loco golpea,
esperando poder acariciarte.
Unos pasos se acercan silentes,
son cansados tristes y vacilantes,
en la mano portando una carta,
tu renuncia de amor al instante.
En la ermita doblaron campanas,
que resuenan muy triste en el valle,
lloran por que murió un corazón,
que jamas volverá a abrazarte...
La mañana se abre paso gloriosa,
cuando la espada fulgente del sol,
seca de mis ojos la tristeza y llanto
y brinda esperanza por un nuevo amor.
Ángel Reyes