Cálida y recorriendo los rincones,
todo lo inunda. ¡Luz! negro extravías
tras de si mismo mientras tú sonrías...
música de cristal; dando emociones.
Levante astro:
los colores.
Trinos, sones;
salpiquen ya mi camastro
con cantares que desborden
¡esperanza!
por completo
en este beso.
Y sujete hoy templanza
el diurno en sus cabellos.
Fría escarcha
se derrita.
Que bendiga
el alba y abra su marcha
posando fecunda brisa.
Y florezcan...
alas, polen,
pronto flores,
los paisajes aparezcan,
con azul, rojo y marrones.
Tanto abarca jornada cada día,
que inventó con reparto la mitad,
los placeres de luz y oscuridad,
para así componer su melodía.
Magia y luna
del nocturno.
Cual discurso
es vida, de sueños cuna.
Junto al día te conjugo.
Y me arropas
con detalles
-plata en mares-
llenando de luces copas
en árboles paseantes.
Bordas noche;
sangre negra
muy despierta.
Presumida pones broche
y un crepúsculo te inventas.
Imaginas
con la gente,
y amanecen
luminosas adivinas:
figuras de luz perenne.
De lejos se saludan en mañanas,
de frente, y ambos complices contando,
desnudan sus encantos cuando amando,
los amantes conversan sin ventanas.
Complacientes:
sombras, luces,
claros, nubes;
riegan con ambivalentes
la esfera en que los pies puse.
¿Que regalan?
¡variedad!
al portar
diversidad; hondo calan,
sus contrastes son jornal.
Día y noche
sois regazo,
verde pasto.
Vuestro aliento un derroche
tan vital que presto agarro.
Bien mimado
sea instante,
que alojase
la belleza en su costado,
y a mi río se arrimare.
318-omu G.S. (BCN-2011)