Comenzó como un punto luminoso,
encendido en un cielo sin estrellas;
un tenue resplandor que sin embargo,
disipaba de a poco mis tinieblas.
Su fulgor fue creciendo lentamente,
y al frío lo aplacó con su tibieza;
de pronto hizo explosión; y su estallido
alumbró un universo de promesas,
poblado de galaxias con mil soles,
y surcado de mágicos cometas;
que abrieron en las noches de mi invierno,
un nuevo amanecer de primaveras.
Así entraste en mi vida de repente,
y mi Amor fue creciendo tras la huella;
que a fuego grabó en mi alma tu mirada,
dejándome una herida siempre abierta,
que sangra cada noche que te sueño,
y llora cada instante de tu ausencia.
Hoy no se contener lo que te amo,
pues lo grita mi mente si te piensa;
es música en mi voz, cuando te nombra,
y me incendia la piel cuando estás cerca.
Es el ritmo tenaz de mis latidos,
la sangre que me hierve en las arterias;
el delirio, la fiebre y la locura,
que me arrastra indefenso hasta tu vera;
para impregnarme en todos tus perfumes,
llenar mi corazón de tus esencias,
morir viendo en tu rostro el paraíso,
y volver a la vida si me besas...