ALVARO J. MARQUEZ

APLAUSOS

"Vamos por la vida con historias/ sin saber ni cómo titularlas./ Unos escribiendo sus memorias,/ otros tratando de olvidarlas".

 

Siendo de la vida ambos dos buenos actores,

asumimos con mucha seriedad nuestro rol.

Sería una historia basada en nuestros amores,

auténtica, vivida intensamente como ninguna,

de una noche cuando lució como nunca la luna,

de un día cuando brilló como nunca el sol.

 

Público presente viendo muy atento la obra,

dispuestos a aplaudir todos nuestros aciertos,

tú y yo sabíamos muy bien, hasta de sobra,

que viviríamos capítulos de emoción, coloridos,

con sueños húmedos que tendríamos dormidos

o fantasías llenas de pasión pero despiertos.

 

El público aplaudió nuestras sonrisas sinceras,

hubo aplausos también para nuestras miradas,

teníamos que expresar amor de muchas maneras,

demostrar por qué nuestros poros transpiraban,

nuestros cuerpos unidos en pasión respiraban

y no había en nosotros palabras ocultas, ahogadas.

 

Aplausos para las flores que te di y que me diste,

más aplausos para la bella letra de nuestra canción,

una ovación cuando en tus adentros un día sentiste

que estaba en ti clavado todo mi sentir de hombre,

un aplauso especial cuando pronunciaste mi nombre

y temblabas sin poder evitarlo, llena de emoción.

 

Pero a veces, hasta el show más bello que se monta

con el pasar del tiempo puede llegar a perder vigencia

y una historia de amor que ahora nos parece tan tonta,

es la misma que un día nos pareció que era muy bella,

la historia tan especial, inolvidable, única, era aquélla

que hoy está muy enferma y se nos muere de ausencia.

 

El tener que separarnos simplemente no lo resistimos

y cada cual encontró un nuevo amor en otros lugares,

atrás quedaron las palabras, las flores que nos dimos

y el mismo público que nos aplaudía siempre a rabiar,

simplemente más nunca pudo volvernos a ovacionar

por habernos marchado a buscar santos en otros altares.

 

Es así como un amor que para ser eterno había nacido

nunca encontró a quien la bendición final le diera...

halló la fama en todo lo que intensamente había vivido,

en su candor, en su gran ternura, en toda su belleza

y un mal día se supo que había muerto de tristeza

al no tener en el escenario a nadie que aplaudiera.