La pobre princesa no se emociona
y se le nota un triste proceder,
pues ha perdido su bella corona
y con ella se ha ido, su querer.
El amor la atropella y condiciona
a mantener horrible padecer,
y su mente nublada se estaciona,
como nostalgia de un atardecer.
La bella princesa se recupera,
y su alma florece cual primavera,
porque no sufre tanto como ayer.
El amor en ella vuelve y prospera,
pero la muerte cruel y traicionera,
al verla feliz, la hizo fallecer.
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