“la tragedia del hombre es el propio hombre”
Trémulo crepitar sin dueño
Insta a la demencia, a flagelar y ser flagelo
A arañar paredes con muñones frescos
A estremecerse en un colapso
Cadencioso y seco...
Se trata de una agonía abigarrada
De una bóveda con pliegues punzantes (y dolorosos)
De océanos de sangre densa y verde
De lacras y esperpentos
Ocres y silentes...
Se regodea la avaricia de saco roto
De montones (y millones) malgastados, hediondos.
La envidia se muerde la cutícula infecta
Sangra pus negro (costras se forman)
Compactas, rugosas, tristes y asqueadas...
La ira pierde el norte (y es blasfema)
Su boca... es una cavidad de serpientes bicéfalas
Con ojos inyectados en bilis y venas
Como babosas de pradera..
De ruta en el averno sigo huésped
Mientras la gula devora a la lujuria
Y la deja en huesos (y sin bragas)
La codicia y la hipocresía
Bailan tomadas de la mano
Se miran sus ojos de arpías
Y se funden en una sola
(Oquedad sofocante)
Es una simbiosis arcana
Una metamorfosis grotesca
Un galimatías curtido y lamentable.
Busco entre la basura de unos Dioses
Un solsticio redentor
Una primavera salvadora
Un Mesías, un fulgor...
Por desgracia solo encuentro
(De rodillas)
Mi reflejo ausente
En un espejo...