Hay dos corazones y un crispado bravo mar,
como si fuesen los dos quienes lo atormentaran.
Hay dos pupilas intranquilas formando un mar de lágrimas.
Un mar que mata, que se afianza del fuerte viento en cólera;
separa todo lo que se interponga en su camino.
Un mar con dos orillas, como un par de labios
que guardan a esta lengua intranquila.