Martinicalcetini

Una rosa ebria

Una rosa ebria, un calor incesante,

el humo  blanco de los recuerdos y remedios blancos  y amarillos

que se absorben con el viento,

una sonrisa amplia y la lluvia inexistente.

Las partituras de un amor que no ha sido,

canción de sal que en los ojos cae;

una rosa ebria y su resplandor en la carretera,

estruendo momentáneo que en las pupilas suena y atormenta.

Una rosa ebria y una piel sudada en celos, rara, hermosa.

Una rosa ebria y los ojos con vergüenza,

lágrimas y un poco de los celos inocentes.

Un beso ajeno.

Una rosa ebria y tu sin mí, como relámpago fino de la nada,

una rosa ebria… viéndome morir por ti.

 

Martín Herrera