Caminar por un bosque, sintiendo su aroma,
Oliendo el silencio, cantando una alondra
Esas son huellas de una vida con otra
Diferencias marcadas de un sueño vivido
Que saltan de un cuerpo a un espacio vacío
Son vivencias palpables de momentos perdidos
Que rehúsa la razón a la sencillez concebida,
Si no guardamos la esencia de la naturaleza vivida
cada día que vivimos, es un bosque perdido
Porque no sentimos su aroma, solo tenemos
El sonido.
Es tan simple despertar al arrullo de un gorrión
A lo mágico de un corcel, a lo tierno de una flor,
A la belleza de un sauce, la sencillez de un arbusto
Lo majestuoso del álamo, la ramilla florida de la
Acacia gaven, con sus fuertes espinas viviendo
en quebradas, cuidando sus retoños como madre que es
Variado este bosque y tanta belleza que ver,
la grandeza del arrayan, el Roble macizo en el cerro Huelen
Son las huellas divinas de un Dios Sembrador
Que nos ama a todos como Padre que es,
y así vivamos intenso la emoción del ser.
Cada bosque perdido, es un paisaje ensombrecido
de un planeta que grita por mantenerse vivo.