Fernando Curiman

Guitarra negra golpeadora de mentes

Cuenta la historia de una historia cualquiera
en aquella libreta canalla.


Esa historia con olor a infierno y vino rancio,
con sabor a esquizofrenia encuadernada.


Cuenta la historia entonces
de una historia barata, 
esas de poetucho joven erecto,
esas de lápiz pasta mordido en la punta.


-¿Será la misma de siempre?
¿Esa que vienes contando por bares e iglesias?
¿Esa que vienes vomitando de a poco hasta que duela?
¿Hasta que sangres?


-No


Esta historia trata da la historia en que los tiempos
quedaron bochornosos
y las mañanas aparecieron sin remedio.
Trata de como el momento envejeció de a poco
carcomiendo el sueño que me falta.
Trata de como el simbolismo se fue tragando las valoraciones.


****


Quizá los valles me acojan en su belleza simbiótica.
Lejos. 
Lejos de las historias.... 
O muy dentro, muy dentro sintiéndolas estallar en espadas finales,
en espadas redentoras.


Por ahora no queda más que contárselas al insomnio de turno.
Con su chaleco negro y la cara blanca,
sonriéndole a mi pecho un futuro incierto.


Cuenta la historia que la certeza de la incertidumbre
alimentaba con recelo mi despertar coherente,
mi caminar desechable. 
(Aquí se plantea la existencia del presente inexorablemente ambiguo)


En eso apareció mi mente con toda su lógica prematura y decadente
ladrando en contra,
ladrando en contra de estar en contra,
ladrando a los ladridos con aliento orgulloso,
orgulloso de estar orgulloso,
orgulloso de ladrar, escupir y morder.


¡Un perro!
¡Un perro de la existencia! 
Eso soy. Su diversión petulante,
su caminador discordante,
ilarante, perseverante...
¡Nada más!


***


Cuenta la historia que al descubrir se descubren ilusiones,
imágenes fantasmagóricas.
Aparecen bajo el escombro los hombres, 
su traje, su sonrisa, su religión, su familia, su burocracia sagrada.
Aparece todo lo bello y lo bueno, 
lo necesario,
lo oportunamente irreductible como los átomos eternos.
Aparece todo lo volátilmente hermoso.


Como las hojas secas fui cayendo entonces,
aferrando mis gélidos brazos a la morena cintura caliente y fina, 
a los resoplidos orgásmicos de niñita ninfómana sobre mis húmedas visiones atrapadas.


Fui cayendo entonces con el tiempo detenido,
con la pasión enardecida.
Fui presa solemne de nostalgia maldita.
Y entre sus rejas me fabriqué una daga.
Filosa, Filósofa, Filosófica.
para quitar el musgo impregnado a la materia gris dormida.
**
Cuenta la historia que fui despertando,
fui comprendiendo.
Cuenta la historia que viví entre los hombres, 
que me creció un pene, que hablé con billetes, que me puse máscara.
El tiempo y el espacio no son más que juguetes pornográficos
para el poeta existencialista.
He vivido entre la vida como un observador, como un exagerador.


*


Cuenta la historia, que entre tanta historia,
entre tanta existencia... Me subí de pronto al techo a fumar un cigarro.
Sin pensar más que en el silencio que emanada del cosmos.
En la metafísica que traen las nubes.


Somos nada.
Somos todo...
Somos, soy, eres.
Somos todos una caja de cigarros mojada.