Como de costumbre, yo aquí, pensándote, como no te lo imaginas.
Queriendo decirte tantas cosas, tantas palabras....
Queriéndole dar rienda suelta a la poesía de tus labios,
De tu piel;
De ese nacarado cuerpo, en mi jardín embebido.
Queriendo envolverme en tu lluvia, en tus ríos,
En tu ser....
Queriendo sumergirme en tus profundidades y tus abismos,
Y embriagarme de ti:
De tu océano y tus montañas,
De tu silencio y tu suave caña;
Del fulgor de tu luna y tu enmarañado oasis:
Saciar mi sequedad en tu vertientes
Que en tus borrascosas cumbres sierpen-
Como al infinito dirigidas.
Y confundirme en el laberinto de tu piel,
Absorto en tu valle y en tus cadencias;
Abstraído en el efluvio de tu esencia,
Allí trepida mi corteza al calor abrazador de tu verano.