Hoy quiero acariciarte de una forma especial;
esta noche seré yo quien a tu vera se acerque,
quien deje ir, con suaves y dulces maneras,
la fuerza de mi volcán en ríos de lava y ternura.
Un beso en la nariz y otro de seda en tu frente,
una caricia en la nuca y mis dedos en tus labios,
un recorrido por tu espalda hasta llegar a la cima,
una mirada que penetra en unos ojos fundidos.
Unos labios que se desean y una boca ansiosa,
unos ojos que se cierran en el calor de la noche;
unas manos que exploran un territorio furtivo,
unos seres que se imantan felices, libres y unidos.
Otros labios que se abren a las ansias de deseo,
unos músculos dilatados con fuerza desbordada;
unos sexos que se unen en la cima de la dicha,
unas lágrimas vertidas con sabor a luna y cielo.
Esta noche quiero que mis tiernas caricias
se desborden en el fragor de nuestras vidas,
seguro de recibir tanto como lo que te di:
caricias, suaves caricias y amor en libertad.