Reclamos y más reclamos,
de esos esta llena la vida,
pues lágrimas de sangre
brotan, del alma por maltratos.
Palabras con veneno,
que labios bípedos liberan
y se penetran en el corazón,
dañando la mente.
Marcas imborrables,
que a flores marchitan,
por el acido que corre
por tus venas.
De penas el alma vive,
por la erosión que manos
insensibles provocan
y regalan golpes en vez de caricias…
Un segundo es un infierno,
un minuto es la muerte,
una vida no quiero averiguarlo,
prefiero la muerte a seguir a tu lado.
Cuando te acercas tiemblo,
más no por alegría,
es por el miedo que tengo,
de sufrir tus descontentos.
Sabanas cubren mi rostro,
lánguido, pálido, sin vida,
lloras como magdalena,
si sabes que es culpa tuya mi muerte.