Vivo en un envés sostenido al rocío diario de una obsecuente corazonada que me llevará absolutamente a la nada.
El equipaje tatuado en un cuerpo foliar del edén reciproco del misticismo ambulatorio le da la bienvenida a esta incitante luna aparecida de los vaivenes de colores que resisten en la clandestinidad de la ley de gravedad.
Supersticiones acotadas en el cabo desteñido; segundos descuidados, corazones alborotados en el mar de utilería a la hora de la hora predeterminada.
Recuerdos grumosos se apresuran a desencadenar los aspersores lagrimales.
Enlatada tripulación de duda cargan la prudencia, volcanes figurativos, tapiz urdido de postales ajenas.
Manteniendo las vías en red al deseo de circuitos en paralelos.
Un museo de cóncavas pisadas en mi vitrina aun bombea clorofila mi corazón.
Cargo elipsis para escuchar el arrullo del arroyo seco.
Amor gracias por despertarme una vez mas a tiempo.