Poderosos tus ojos
como barriletes tricolores
en la inmensidad azul
cuando amanecen tus piernas
entrecruzadas con las mías
y tu reír es el desayuno
que me sustenta
que me acaricia
que me levanta
cuando la jornada
es ardua y aprieta el sol
y lo único que deseo
es llegar a nuestra casa
para encontrarte allí
con tu hablar suave
(colmado de aventuras domésticas)
sostenido
entero
tuyo
o sea
poderoso
como tus ojos.