Mientras dormías en los parajes del alba
bajo el plumón ámbar del alma
tejías tus sueños de mujer.
Eso era lo que pensaba viéndote de soslayo
desde la prudente separación de las almohadas…
Tal vez tu corazón de almendra
ansiara el mío perdido en la sutil distancia,
pero protagonista de tus sueños y deseos.
Sé, y eso es lo que rebosa mi dicha,
que tienes la fragilidad de la copa desbordante
que en noches plateadas levanto con decoro
cuando te ofrezco
el vino de recóndita espuma
que cayendo en el ardiente socavón
trae la música vital de las esferas.
Efraín Gutiérrez Zambrano