Fernando Curiman

Madre Tierra

Hojas acariciadas por las gotas de agua. Gotas de fuego, gotas de aire gotas de tierra gotas del mundo. Rayos! Rayos! Escuchad el temblor celeste haciendo el amor con mi rostro llevándose los suspiros religiosos llevándose mis opacos nervios, fundiéndose con mi sangre tibia.
Escucho el quejido de las latas, el asfalto los abrigos los anteojos. Escucho a las montañas regodearse, a la tierra hecha hombre, ¡al hombre hecho tierra! Al mundo vivo.
Árboles, madres pariendo aves hacia el río que muestra su mas gentil rostro. Sublime espectáculo de los cantares nubosos. Guturales relinchos de espíritus volátiles.
Y es así como contemplo a los dioses primigenios caer con toda voluntad sobre las mentes hechas bosta. Si tan solo escuchasen tu voluntad madre mía, si tan solo tuviésemos la idea de lo que en un principio debió ser.
Observa como se pierden miles de voces en el horizonte, observa como caminan perfumadas las obsecuentes rocas. Se guían ciegos unos a otros... Ya no mires más madre mía