La soledad nubla mi cielo, el viento del olvido trae consigo recuerdos, el dolor y la angustia vienen a atormentarme. La oscuridad intenta seducirme, pero mi temple y mi fe se arraigaron en el suelo de la vida. Y en la carrera del éxito compito con el destino y el tiempo, pero las desventajas me dejan atrás. Llueven alaridos de sufrimiento en mi alma castigada, me disuelvo en el agua de mi propia existencia. La presencia de mi ángel guardián enciende en mi corazón las hogueras apagadas, haciendo resurgir... nuevamente la felicidad.