Ahora he sonreído más a menudo
al recordar nuestro viejo mundo,
por las aventuras que pasamos
estando locamente enamorados,
quizá esto suene un tanto alocado
pero estaba demasiado enamorado,
tanto que incluso ahora al pensarlo
los nervios me siguen asolando,
y ni siquiera voy a intentar negarlo,
que te pienso a menudo, ni dudarlo;
y si al pensarte vuelvo a sonreír,
bendita seas por hacerme vivir.