Cuanto logrará afectarnos una mirada,
Unos ojos insistentes de limpia luna
Se pierden entre miel y las aceitunas,
Inexpresiva nunca será, sino admirada.
Refrendan los ciclos de vida y expresión,
De su catadura que me agita las retinas,
Sus ojeadas me custodian, ruin rutina,
Aniquilando los esfuerzos de discreción.
Soy festividad que se refleja en sus ojos,
Es la soberana en mi reino de nobleza,
Y mis anteojos que admiran sus bellezas,
Esperan a que publique otros antojos.
Esa mirada que provoca sin mirarme,
Aun más… enemistades tan fuertes,
Ni enero ni diciembre llevan suertes,
Sus fotos ya no dejan de acecharme.